ECOLOGÍA

Entendiendo lo que no se debe desarrollar sosteniblemente
o
¿Por que piensas que esto es así?


Por: Felipe Bobadilla

En el escrito anterior, comente el tema de la sostenibilidad asociada al enfoque de la Psicología Ambiental, como propuesta para alcanzar los objetivos del tan mencionado y aludido desarrollo sostenible, ahí se menciono la dificultad de determinar un concepto tan escurridizo como el de desarrollo sostenible, ya que increíblemente no es fácil construir puntos de acuerdo sobre que es lo que hay que desarrollar y que hay que sostener. Más aun, las referencias sobre propuestas de desarrollo sostenible, en su abrumadora mayoría, no cuestionan al menos explícitamente, los modelos económicos vigentes con sus formas arcaicas de apropiación de los recursos, producción y distribución de los beneficios. Puesto de esta manera, es posible que surjan conceptos tan contradictorios como ambiguos tal como el llamado “capitalismo sostenible”, donde la verdadera meta del desarrollo es prolongar (hasta donde se pueda) el paradigma vigente, maquillando y disimulando sus efectos nocivos en la salud ambiental y social.

En otros términos, todo esto se reduce a una capacidad ilimitada de retórica, capacidad de prolongar un debate como estrategia para ganar tiempo, para dar “oxigeno” al modelo que se niega o lo niegan a cambiarlo. Los múltiples interés, inmensos intereses económicos y de poder que están en juego, de por medio recursos naturales y humanos, son el principal, si no único obstáculo para dar un giro a la situación actual.

Se ha escrito una inmensidad de literatura con propuestas bien fundamentadas, teórica y empíricamente sobre las causas y efectos de la forma de asimilar y transformas los recursos naturales, donde las obviedades son el tema fundamental para armar congresos, simposios y planes globales, todos buscando sostener algo indefinido, que se nos ha negado la oportunidad de definirlo desde otras necesidades, desde nuestras propias necesidades.

Esto nos obliga a replantear nuestra naturaleza como individuos de una especie, nuestras formas de percibirnos e interactuar con el entorno, la forma de construir relaciones y de mantenerlas. Nuestros comportamientos individuales y colectivos tiene connotaciones, psicológicas, etológicas y hasta filosóficas, pero sobre todo ecológicas, que nos describen en términos generales como una especie que tiende a expandirse a costa de de otras especies. Esta dinámica de expansión no es única en la naturaleza, es un proceso que se da en casi todas las especies, regulado por sistemas complejos de retroalimentación entre y dentro de las especies y el ambiente. En otras palabras, las especies están “compitiendo” con otras especies por recursos como forma de asegurar su sobreviviencia, esta competencia se da bajo diferentes interacciones a diferentes escalas de tiempo y espacio, donde la suma de todas estas da un sistema global que en conjunto se puede observar así:



La vida en la tierra es el resultado final de todas las interacciones biológicas y ambientales, incluidos los procesos sociales construidos por nuestra especie. Es por eso que Gregory Bateson menciona que… “ los procesos político no son sino fenómenos biológicos, ¿pero que político sabe esto?

Cuando se da un debate sobre hacia donde debemos dirigir nuestros esfuerzos para cambiar las cosas, entran en juego supuestos que no son cuestionados, y que son la causa y consecuencia de lo que se quiere cambiar. Suponemos que debemos cambiar la forma de producir, no por nuestra capacidad de sabernos parte de un sistema mas grande, si no que asumimos que un sistema mayor a nuestro sistema (humano) debe ceñirse a nuestros intereses. Continuamos percibiendo lo humano como un sistema separado o independiente del resto, nuestro enfoque esta miope y las decisiones continúan pretendiendo obligar al entorno a modificarse antes que nosotros modificarnos para adaptarnos.

Esta actitud tiene tal vez su origen en la concepción de dualidad, que nos separa incluso de nuestros semejantes y nos hace percibirnos aislados. Esta estructura dual está bien explorada y ha sido usada eficaz y efectivamente para manipular nuestras expectativas, ya que remarcando el individualismo se acentúa la urgencia de resolver las necesidades propias antes que las colectivas, por lo que creando un sistema de necesidades artificiales como herramienta básica para generar riqueza a través del consumo, el pensar en las consecuencias de nuestras decisiones, o simplemente pensar en el otro o los otros resulta un estorbo para alcanzar a resolver nuestras necesidades impuestas.

De esta argumentación debe nacer al menos una respuesta a la pregunta: ¿que hay de desarrollar y que hay que sostener?. Es necesario antes que pretender conquistar el mundo, desarrollar la capacidad de autoconocimiento de nuestra naturaleza humana como parte de un sistema más grande y complejo, para sostener la vida no como una necesidad antropocéntrica, sino como un proceso de vida que nos incluya a nosotros sin privilegios. Sin este conocimiento es posible que como especie a prueba, pueda llegar a su término, solo por la incapacidad de comprender nuestra naturaleza y actuar desde su entendimiento. En palabras de Maturana…


“… Desgraciadamente, todo parece indicar que hemos entrado ya en la fase final de este camino en el cual la incomprensión de los seres humanos entre si, amenaza con la destrucción sistemática, no solo de la vida humana en el planeta, si no mucha antes aún, de la vida interna, de la confianza básica de unos en otros, que es la base fundamental del vivir social. Poco a poco parece que nos estamos acercando al momento que el grande, poderoso y aparentemente indestructible buque que es nuestra moderna civilización, choque contra la gran masa sumergida de nuestro formidable autoengaño, de la estéril racionalidad con la que falseamos nuestra naturaleza (social) y que nos ha conducido a esta titánica confrontación de fuerzas donde todo entendimiento, toda reflexión profunda, toda revisión de la responsabilidad personal que cabe en la generación de esta abismo, parecen ser sistemáticamente abolidos puesto que la culpa siempre es del otro. Si por abandonar así el timón de nuestro humano poder de reflexión que permite virar de curso, llegara el momento del inminente naufragio y del grito ¡Sálvese quien pueda!, personalmente, espero no estar vivo para presenciar tal holocausto. En tanto no suceda, aun hay tiempo. ¿Pero en que emplearlo?...

¿En que hay que emplearlo?


Hay que emplearlo haciendo preguntas, cuestionando por que si nacemos sin odiar ni amar a nadie, se nos ha enseñado a odiar y rechazar a otros con tanta intensidad.

Aprendemos a ver el mundo, aprendemos a interpretarlo, aprendemos una forma de relacionarnos e interactuar, nuestras acciones son repetidas mediante la imitación; por lo que aun hay tiempo de aprender a concebirnos de forma diferentes, como seres valiosos por lo que somos no por lo que tenemos, como se nos ha empujado a creer, hay tiempo de aprender a conocernos sin intermediarios, para saber cuales son nuestras verdaderas necesidad que hay que satisfacer sin que este de por medio la zanahoria del progreso económico y material.

Para sostener la vida humana sanamente, es imprescindible desarrollar una espiritualidad en el individuo, aunque para algunos intelectuales ortodoxos el uso de la palabra espiritualidad sigue siendo signo de precaución o de ingenuidad, principalmente por sus connotaciones mal usadas en las religiones, y en las corrientes espirituales ligeras contemporáneas. Sin embargo, la espiritualidad desde la perspectiva de la integración del individuo con su entorno, es parte intrínseca de la naturaleza humana, las culturas ancestrales desarrollaron o comprendieron el sentido de pertenencia del humano a la naturaleza, como una estructura dinámica que los sobrepasaba en términos de comprensión de los múltiples procesos e interacciones que se presentan en la naturaleza.

Por lo tanto, solo se puede entender que debido a un alto grado de soberbia devenida tal vez de complejos, frustraciones y neurosis, pero principalmente de una necesidad patológica de poder, ha dado por resultado la aspiración quimérica de algunos grupos, de controlar su entorno mediante los supuestos falsos de que es posible acceder a una cantidad de información suficiente, además de las herramientas necesarias, para modelar y predecir u manipular los hechos económicos, sociales y hasta ecológicos, estos supuestos todos y cada uno de ellos a la fecha son imposibles de alcanzar, el universo no linear no lo ha permitido… esto es lo que podemos comentar la próxima vez.

Mientras haya tiempo hay que emplearlo.


Martes 22 de septiembre de 2009

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