¿Qué te dan en El Teatrito?

Por Rigel Solís Rodríguez

¿Otra vez al Teatrito? Preguntan en mi casa y en la calle ¿Pues qué te dan ahí? Tengo varias respuestas al respecto.
Una simple y sabrosa es: café y tamales. Juancho regularmente lleva uno muy rico que bebemos calientito mientras charlamos y Miguel se mocha con los de picadillo con salsa de tomate y habanero para antes o después de una buena película. Lo dan de coraza para compartir con la pura banda. A veces también hay buen vino para degustar.
Por otro lado, la respuesta retórica es que me dan la posibilidad de cabalgar en mi viejo rocín para desfacer entuertos con armadura renovada y espada intelectual. Y es que luego de las novelas de caballería llegaron el teatro consecuente, el cine de contenido, la literatura subversiva, la buena música y un chorro cultural de arte refrescante y a veces burbujeante.
La respuesta romántica incluye a todos los camaradas de por ahí. Primero los anfitriones, luego los fijos y los esporádicos, todos bienvenidos, sean viejos o chamacos, yucatecos o chilangos. Incluye también la libertad de pensamiento y expresión, sea crítica mordaz, mala leche sin piedad, sexo para la boca o búsqueda espiritual. Escarpa, sillas y mesitas atestiguan tertulias que nutren cerebro y corazón al tiempo que cultivan amistad.

La respuesta política es incorrecta ¿Y cómo chingados que no iba a serlo? ¿Qué es eso de hablar mal del gobierno, la iglesia, los ricos y los poch burgueses de la noble y moral ciudad de Mérida? Rojos, ateos, hijos de puta, juar juar juar, ñaca ñaca ñaca. Por eso algunos que no se quieren torcer no se juntan con esta chusma. El corazón está en la izquierda y me la jalo con la zurda, putos. Uuuy que siniestro es El Teatrito ¿Masinó? Seguro fuman mota y son satánicos.
Eso me dan en El Teatrito, lo demás me lo dan en mi casa y en la calle. Por eso me subo al barco de diez años y por la verga llego al carajo para mirar bien desde ahí el horizonte, negro y de la chingada para millones. Veo esta embarcación fuerte y preparada contra huracanes, así que saludo al capitán y a la tripulación para continuar el viaje por otros diez años y veinte y treinta y hasta que otras generaciones nos releven.
Con cariño para los amigos de El Teatrito, ustedes saben.

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