EDITORIAL


NO TAN MUERTO EL VIEJO MARX

Lo que el capitalismo ofrece por doquier. En Argelia, en Egipto, en Argentina, en Francia, en España, en Senegal, en Ucrania, en Japón. Las semejanzas no son casuales y su vigencia en distintas geografías y culturas habla de un modo de organizar a la sociedad que oprime gente y destruye naturaleza. Un sistema social que no se limita a la explotación de otros hombres: abarca todo el arco iris de la naturaleza. Un modo de producir y de consumir que hay que dejar atrás y superar para no dejarnos llevar a nuevos holocaustos, cada vez más globales.
El fantasma que recorre el norte africano hoy es el mismo de siempre: las ansias de un nuevo sistema social que desarrolle humanos bajo la impronta de libertad, justicia y solidaridad. Todos los artilugios verbales para desaparecer a las clases y maniatar a los oprimidos revelan su cortedad. Estamos en los umbrales de una nueva época en la cual los olvidados de siempre se rebelan y elaboran nuevas síntesis de esperanza.
Los diferentes artículos que presentamos en este número pretenden despertar comparaciones, buscar correlaciones, identificar problemas y sus causas al mismo tiempo que destacar las fuerzas relativas que miles de víctimas ponen en acción resistiendo y buscando salidas a este sistema social empantanado. Las ilusiones del capitalismo benefactor de posguerra se revelaron como un tregua para lamer las heridas de dos guerras mundiales con profundos contenidos de clase. Duró lo poco que duró y sólo en aquellas partes del mundo hacia el cual fluían en masa recursos naturales del mundo entero que garantizaban la tregua.
Hoy con un planeta irresponsablemente degradado, capitalistamente redondo pero socialmente desigual, multitudes de oprimidos se coaligan en calles y fábricas para reclamar por este desatino. El futuro de esta lucha es incierto, pero sin lucha será demoledor.
Los artículos presentados refieren a países de características y culturas diferentes, sin embargo por debajo de estas diferencias parecen estar gestándose las fuerzas tanto intelectuales como organizativas de una nueva época.
La obsesión por la seguridad en Francia habla de las extendidas inseguridades que el capital requiere para su funcionamiento. La imposibilidad de ocupar a la población en actividades socialmente necesarias y desarrolladoras de crecimiento humano no es un problema exclusivo de Argelia, allí está también Japón y el drama de los jóvenes. Lo que hoy sucede en Egipto se fue incubando en un largo proceso que ya en 2008 se manifestaba abiertamente y cuyo fondo antes que político fue social. 
 
En Argentina fábricas ocupadas y experiencias de gestión pueden abrir debates interesantes hacia el futuro acerca de las formas de organizar sociedad y producción cuando las ataduras a la lógica de mercado desaparezcan. En Ucrania los nacionalistas pretenden lavarse la cara y mientras reivindican la colaboración con el nazismo durante la guerra las fábricas cierran y dejan a los trabajadores librados a su inventiva. En España, al igual que en Ucrania la extrema derecha no se deja juzgar por sus crímenes durante el franquismo y arremete contra sus jueces. Estos epifenómenos expresan que las tensiones sociales se convierten en campos de fuerzas que podrán devenir en cambios rupturistas si, al mismo tiempo, la reflexión crítica y las ideas alternativas se profundizan.
Justamente en esa dirección Michael Löwy, Tadeu Breda y Jorge Rechmann, aportan desde ángulos y geografías diferentes elementos teóricos y de diagnóstico en un intento de pertrecharnos con nuevas síntesis y conceptos que mejor describan la actual situación del mundo y del movimiento social. Es nuestra intención que estos artículos nos ayuden a profundizar un debate esclarecedor y oriente nuestras acciones presentes y futuras con la finalidad de deshacernos para siempre de la perversa dinámica del mercado capitalista.
Una vez leídos todos los artículos pocas dudas quedan acerca de la vigencia de la lucha entre clases y nostálgicamente recordaremos otras épocas en las cuales las organizaciones en lucha se coaligaban para acciones conjuntas en el plano internacional. Sin embargo, los balances obligados de experiencias anteriores también obligan a nuevas síntesis y revaloración de ideas que articulen movimientos con distintas raíces. Esas nuevas ideas deberán ayudarnos a deshacernos de toda la parafernalia con la cual el capitalismo se ha justificado a sí mismo hasta el día de hoy. Los manifiestos problemas ambientales son expresión del carácter explotador y destructivo del modo capitalista de producción y consumo que lo mismo degrada hombres, mujeres, niños, jóvenes, ancianos o ecosistemas. 
 
Dos siglos y medio de subordinación al sistema del trabajo asalariado han estructurado la mentalidad de toda una época, han impuesto comportamientos sociales, han impregnado la visión del mundo y de las cosas, y modelado las expresiones culturales de la sociedad y de las personas. Ello a pesar de múltiples resistencias a lo largo de todo su andar histórico. El debate informado, es para nosotros el único medio para revalorizar conceptos e ideas, renovarlas y proyectarlas en nuevas acciones libertarias. Nuestra modesta aportación es presentar esta selección de artículos la responsabilidad del debate es de todos. 




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