EDITORIAL 2


Dimes y diretes” por Mérida
En mi país los corruptos denuncian a los corruptos. Y está bien porque ellos sí saben de lo que hablan”.
Arístides Vargas
Mientras el PRI afirma su triunfo en la “blanca” Mérida, la candidata del PAN, Beatriz Zavala, anuncia movilizaciones en “defensa del voto”, por tratarse, dice, de una elección de Estado donde se presume el fraude.
No deja de ser patética la forma de nuestra “presumida”, que no real, democracia.
Dos minutos después del cierre oficial de casillas, el domingo 16 de mayo, en conferencia de prensa y en base a una encuesta de salida, contratada, ni más ni menos que por el periódico Milenio, la alianza PRI-PVEM anunciaba la contundente victoria de su candidata Angélica Araujo a la alcaldía de Mérida, a quien, según la encuesta, le daban algo así como 56% de preferencias, contra un 33% de su rival panista.
Casi tres horas después, los resultados oficiales del IPEPAC, “arbitro” electoral en Yucatán, por medio de su dichoso “Prep”, ya no eran tan optimistas, para ninguno de los dos partidos. El PRI aventajaba al PAN. Pero no con la contundencia. Mientras casi 5, de cada 10 yucatecos en edad y posibilidad de votar no se tomaron ni la molestia de hacerlo.
Una guerra de dimes y diretes en las siguientes horas. Pero en ningún discurso de las dos alas del PRIAN que se disputan el botín de la capital yucateca, entre festejos y denuncias de los políticos (siervos de la oligarquía), hemos visto u oído, que se repare en el hecho de que un 50% de los avecindados en el estado y en particular en Mérida no se sintieran representados por ninguna fuerza política y ante más de lo mismo prefirieran optar por su derecho de no ejercer el voto.
No faltarán las voces que digan que esa “mayoría silenciosa es la que atrasa a México”. Otra mentira más de los poderes fácticos.
Se calcula que 6, de cada 10 de los abstencionistas, son activistas sociales, integrantes de colectivos , asociaciones civiles, o políticas o forman parte en alguna ONG, es decir, son ciudadanos, algunos con un reconocido trabajo en la construcción de ciudadanía y de mejores condiciones de vida para los yucatecos en particular y para los mexicanos en lo general.
Aunque hablar de la necesaria y cada día más urgente construcción del poder popular, es otra historia, vale dejar la constancia de que una buena parte del abstencionismo del domingo 16 de mayo del 2010 en Yucatán, responde a estrategias de lucha de los sectores con más trabajo popular real, por “micro” que sea ese frente, frente a la demagogia populachera de nuestra “irrepresentante” clase política.
“Fraude”, “elección de Estado”, grita la candidata del partido que ejecutó el fraude electoral del 2006, orquestado por la oligarquía nacional y los poderes fácticos que prefirieron apostar a la barbarie antes que perder sus inmorales privilegios.
¿Con qué carácter moral puede defenderse el voto (como voluntad popular) cuando se ha practicado el fraude “patriótico”?
¿No sería mejor preguntarnos qué ventajas puede tener para México el espantoso regreso del PRI con carro completo, con la ayuda que el PAN le ha dado, pues resultó peor el remedio que la enfermedad? ¿Cómo olvidar a ese PRI que ejerció una dictadura “blanda” de partido único durante casi 70 años en los que no debemos olvidar implantó las condiciones definitivas del capitalismo, así como el neoliberalismo fomentado, también, en la “alternancia”, con el ala ultra derecha del PRIAN?
¿No será qué nuestra educación al ritmo de Chabelo y Chespirito, ha terminado por atrofiar la imaginación de una parte considerable de la sociedad haciendo del proceso de democracia burguesa un mero ejercicio de refrendos entre lo muy malo y lo que parece un poco menos malo?

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