FICCIONARIAS


Neopaganismo radical por la gloria de Kukulcán
Por: Rigel Solís Rodríguez
Entramos por el monte a la zona en grupos de siete, con diferencia de una hora entre uno y otro y por tres distintas ubicaciones. Sería un trabajo nocturno, rápido y eficiente pero no necesariamente limpio, también el más caro. La primera comisión se encargaría de neutralizar guardias y sistema de seguridad, otra, de la perforación precisa de acuerdo a los puntos señalados en el plano y la tercera de preparar los paquetes que colocaría en posición para concluir la proeza. Luego todos nos perderíamos en la maleza y caminaríamos en grupos más pequeños hacia distintas localizaciones para ser recogidos, en carreteras estratégicamente seleccionadas, por vehículos de apoyo y así completar la fuga.
Después del éxito de la operación Ardiente Putona, la secta neopagana ganó decenas de adeptos y su creciente organización demandó la formación de distintos brazos de operación para cimbrar el sistema en ámbitos como el económico, social, político y cultural. Por nuestros métodos radicales, aunque profundamente nobles y comprometidos, hemos sido señalados y reconocidos como terroristas, ¡cómo si el quehacer comercial, politiquero y criminal que a diario asola el planeta no causara más terror que ver a tu suegra cagando! Pero la manera como nos llamen es completamente irrelevante.
Los camaradas 128, 14, 73-F y 25 fueron cabecillas de la acción estratégica Kukulcán Dinamita. Cansados y manchados de indignación indeleble por las vejaciones cometidas con el pueblo Maya y por la explotación cínica y desmesurada que de la disque “nueva” maravilla del mundo hacen políticos y empresarios, formularon el plan para llevar a cabo la operación que acabaría pronto, al fin y de una vez por todas, con el grosero uso de la zona arqueológica de Chichén Itzá, pues la comunidad original del mítico sitio ya no aguantaba y si ellos no podían ser beneficiarios de la herencia de sus ancestros, mucho menos lo serían los profanadores de cuello blanco, manos limpias y bicentenaria mexicanidad.
128 y 14 son Xtabayes de mente brillante y ambas cuentan con conocimientos de ingeniería, mientras que el viejo 73-F posee cierta experiencia en perforación de pozos a la antigua, es decir, a punta de barreta y dinamita, en tanto, el mozo 25 maneja con habilidad y precisión los instrumentos topográficos. Diecisiete terroristas, incluidos antiguos boyscouts y pobladores de la región, se sumaron a la demoledora operación. En el futuro, cuando el Paseo de Montejo sea renombrado por la gloria de Canek, otras importantes calles y avenidas llevarán por nombres los seudónimos de los cuatro héroes orquestadores y principales ejecutores de Kukulcán Dinamita.
Hubieras visto el espectáculo. Las cargas profundas y perimetrales detonaron cada medio segundo en sentido de las manecillas del reloj desde la fachada nornoreste, formando el cráter en que sucumbió El Castillo, las secundarias, a intervalos en los basamentos, fracturaron la sagrada estructura que sin más cayó dejando volar sólo algunas pequeñas piedras a través de la polvareda. Quién iba a pensar que el viejo método de demolición, con casi cuarta tonelada de carga explosiva, funcionaria tan de maravilla, aún más, quién pensaría que acaso alguien se atrevería. ¡Por fin! Exclamó Kukulcán, y su cuate Chaac, de la risa, lloró torrencial aguacero.

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