FICCIONARIAS
El camarada 32 va a misa
Su nuevo amigo también*
Por: Camilo Solís
009347509.- Por qué la fe
El padre 666 lleva su tercera evasión. Debe dar misa en unos minutos, incluso una procesión masiva viene hacia la catedral, pero él se oculta en una de las tantas celdas del lugar y para hallarlo no podemos usar los métodos de costumbre. Hay personas que rápidamente se corrompen cuando la compañía los acepta, pero los padres baten récords. Pronto se enemistó con las monjas por asuntos nada sacros, y ellas son ardientemente devotas a que se les compense por faltas contra su comunidad, no hay perdón que valga, pero el padre 666 se ha negado a responder.
Del patio entramos a un pasillo que nos lleva a la puerta oculta tras el altar, pero 666 sigue sin aparecer. Saldremos antes de la llegada de los fieles y nos concentraremos en la mejor estrategia para sacarlo de aquí, pero no será tan fácil sorprenderlo como a un anciano dormido.
− 32, ese viejo de ahí es ¿es Ratzinger?, El Efecto Ratzinger. Desapareció del campus de adiestramiento cuando me faltaba un año para salir.
Observamos de cerca al anciano dormitando en la banca, pero a mí me falta ver sus ojos para saber si en realidad es El Efecto Ratzinger. Así le decíamos por su apego a ese sistema de adiestramiento, que también es uno de los favoritos de 85, quien observa entre risitas a nuestro posible extutor. Él abre los ojos, me mira con una mueca retorcida y luego a mi camarada, a quien le balbucea algo antes de volver la vista hacia mí, hundiendo su espalda contra el prolongado asiento de feligreses.
009347509.- Por qué El Efecto Ratzinger
Te apunta entre la ceja y el párpado mientras habla de lo inservible que eres para esto, aunque seas el más respetado de todo el grupo, grita sobre lo débil y despreciable de tu persona, frente a todos, aunque hayas hecho los ejercicios mejor que ninguno, te humilla como lo hace con el más patético que siempre acaba embarrado en llantos y excreciones. Le sostienes la mirada hasta que te obliga a hincarte, golpea tu frente con la boca del cañón con tanta fuerza como para tirarte hacia atrás y enseguida estalla la munición. Advierte que no ha terminado contigo.
El Efecto Ratzinger o cualquiera de sus variantes me resultan inútiles, pero sirve para quienes necesitan mejor control de adrenalina. Pero era más sencillo que eso. Sólo se trata de estar agradecido porque no te sacaron de circulación, es todo, le debes al tutor el infinito agradecimiento de dejarte con vida. Incluso en el almuerzo dominical, parte del sermón del cura invitado hace referencia a la gracia de estar entre tanta benevolencia. Todos sabíamos muy bien sobre la infinita beneviolencia.
− Rats Singer decían los chavos gringos, “Cantante de Ratas”. El Hamelin que con su voz sedujo a los niños del pueblo para fundar la compañía. No sólo era para agradecer por tu vida. También lo hacía para tenernos frente a la muerte y luego concedernos el perdón, pues no fuimos capaces de salvarnos. Alguna vez intenté desarmarlo y encargó a varios chavos golpearme durante meses. No se puede decir que el método es suyo, desde las cruzadas ya había conciencia del recurso, pero ahora los mandatarios y sus asistentes jadean por nuevas y mejores formas de someter a muchos, a millones bajo momentos de tensión o de cercanía con la muerte, para después perdonarlos, darles la solución, salvarlos, hacerles ver que un beso en la mano era suficiente para ganar su piedad y ser felices porque el infierno fue controlado de nuevo por esa inagotable bondad. Porque sin peligro esto no funciona, Por eso Rats Singer trajo aquí a los niños, cantábamos, Por eso Rats Singer quiere más niños
009347509.- Por qué la gracia y por qué no se quitan
El Efecto Ratzinger debía prolongarse lo suficiente para provocar sensaciones en sus víctimas. Miedo, dolor, resignación, odio, pero debía ser algo provocado por el Efecto y nada más, cuando te dominaba no sucedía nada más, nada podía liberarte de esa tensión, solamente el mismo que te lo provocaba y así entendías lo necesario que era estar bajo su protección.
El Efecto Ratzinger no ha dejado de convulsionarse, nos reconoció del todo tanto a mí como a 85. Sabe lo que hacemos, no necesitamos ponerle un arma en la frente a nadie. Boquea repetidamente hasta precipitar todo el cráneo hacia atrás, quedando el rostro y el cuerpo tieso como de rata envenenada, justo cuando los creyentes entran a la catedral cantando, con cruces, estandartes, imágenes y flores de todo tipo, ya sólo es posible replegarnos a la pared antes de quedar todo el espacio sellado con cientos de ellos.
Absortos en sus plegarias, nadie se fija en el muerto, ni con el cuello casi torcido y la vista perdida. Los niños se le sientan en las piernas ignorando el sermón de 666, quien guarda lo mejor de sus sobresaltos para recordar a los fieles toda esa infinita gracia que le deben al supremo y al hijo redentor, acompañado de un rosario de llantos y golpes de pecho. Finalmente los estandartes vuelven a elevarse cuando 666 se mezcla en la multitud bañada por la luz de los vitrales, cantando al caminar eternamente hacia la puerta del santuario, donde paso a paso desaparecen. Si no fuera iglesia de ciudad hubiéramos terminado desde que él puso el pie en el altar.
− Y cuando vi que Rats Singer tampoco estaba, lo primero que pensé fue que fingió su muerte como toda sabandija, pero a nosotros nadie nos dijo que la compañía lo estaba buscando por abandonar el campus de adiestramiento, porque quienes manejan esa información, como tú, hermanita, siempre lo ocultan para usarla a su conveniencia. 32 hubiera recuperado su lanzallamas si…
− La desconfianza no traerá beneficios, 85. Además, la prioridad era 666, pero como él entregó a Rats Singer, las faltas que cometió se borraron y… me temo que ahora las monjas están muy molestas, chicos… Por eso Rats Singer trajo aquí a los niños, Por eso Rats Singer quiere más niños.
− Je jeje ¿te la sabes? La la laaaa legiones de niños La la laaa legiones de niños
Dejen de cantar.
Primera aventura del camarada 32 con la malvibrosa camarada 85
http://subelealvolumen.blogspot.com/2009/05/cuando-la-gober-dio-el-grito-en-pijama.html
Segunda aventura del camarada 32 con video para bailar el gallinazo
http://subelealvolumen.blogspot.com/2009/05/el-deber-civil.html
*Cuando 85 leyó las faltas de 666 cometidas hacia las afectadas, opinó sobresaltado: “como si no hubiera ya bastantes albergues rellenos con engendros de monjas”.
Su nuevo amigo también*
Por: Camilo Solís
009347509.- Por qué la fe
El padre 666 lleva su tercera evasión. Debe dar misa en unos minutos, incluso una procesión masiva viene hacia la catedral, pero él se oculta en una de las tantas celdas del lugar y para hallarlo no podemos usar los métodos de costumbre. Hay personas que rápidamente se corrompen cuando la compañía los acepta, pero los padres baten récords. Pronto se enemistó con las monjas por asuntos nada sacros, y ellas son ardientemente devotas a que se les compense por faltas contra su comunidad, no hay perdón que valga, pero el padre 666 se ha negado a responder.
Del patio entramos a un pasillo que nos lleva a la puerta oculta tras el altar, pero 666 sigue sin aparecer. Saldremos antes de la llegada de los fieles y nos concentraremos en la mejor estrategia para sacarlo de aquí, pero no será tan fácil sorprenderlo como a un anciano dormido.
− 32, ese viejo de ahí es ¿es Ratzinger?, El Efecto Ratzinger. Desapareció del campus de adiestramiento cuando me faltaba un año para salir.
Observamos de cerca al anciano dormitando en la banca, pero a mí me falta ver sus ojos para saber si en realidad es El Efecto Ratzinger. Así le decíamos por su apego a ese sistema de adiestramiento, que también es uno de los favoritos de 85, quien observa entre risitas a nuestro posible extutor. Él abre los ojos, me mira con una mueca retorcida y luego a mi camarada, a quien le balbucea algo antes de volver la vista hacia mí, hundiendo su espalda contra el prolongado asiento de feligreses.
009347509.- Por qué El Efecto Ratzinger
Te apunta entre la ceja y el párpado mientras habla de lo inservible que eres para esto, aunque seas el más respetado de todo el grupo, grita sobre lo débil y despreciable de tu persona, frente a todos, aunque hayas hecho los ejercicios mejor que ninguno, te humilla como lo hace con el más patético que siempre acaba embarrado en llantos y excreciones. Le sostienes la mirada hasta que te obliga a hincarte, golpea tu frente con la boca del cañón con tanta fuerza como para tirarte hacia atrás y enseguida estalla la munición. Advierte que no ha terminado contigo.
El Efecto Ratzinger o cualquiera de sus variantes me resultan inútiles, pero sirve para quienes necesitan mejor control de adrenalina. Pero era más sencillo que eso. Sólo se trata de estar agradecido porque no te sacaron de circulación, es todo, le debes al tutor el infinito agradecimiento de dejarte con vida. Incluso en el almuerzo dominical, parte del sermón del cura invitado hace referencia a la gracia de estar entre tanta benevolencia. Todos sabíamos muy bien sobre la infinita beneviolencia.
− Rats Singer decían los chavos gringos, “Cantante de Ratas”. El Hamelin que con su voz sedujo a los niños del pueblo para fundar la compañía. No sólo era para agradecer por tu vida. También lo hacía para tenernos frente a la muerte y luego concedernos el perdón, pues no fuimos capaces de salvarnos. Alguna vez intenté desarmarlo y encargó a varios chavos golpearme durante meses. No se puede decir que el método es suyo, desde las cruzadas ya había conciencia del recurso, pero ahora los mandatarios y sus asistentes jadean por nuevas y mejores formas de someter a muchos, a millones bajo momentos de tensión o de cercanía con la muerte, para después perdonarlos, darles la solución, salvarlos, hacerles ver que un beso en la mano era suficiente para ganar su piedad y ser felices porque el infierno fue controlado de nuevo por esa inagotable bondad. Porque sin peligro esto no funciona, Por eso Rats Singer trajo aquí a los niños, cantábamos, Por eso Rats Singer quiere más niños
009347509.- Por qué la gracia y por qué no se quitan
El Efecto Ratzinger debía prolongarse lo suficiente para provocar sensaciones en sus víctimas. Miedo, dolor, resignación, odio, pero debía ser algo provocado por el Efecto y nada más, cuando te dominaba no sucedía nada más, nada podía liberarte de esa tensión, solamente el mismo que te lo provocaba y así entendías lo necesario que era estar bajo su protección.
El Efecto Ratzinger no ha dejado de convulsionarse, nos reconoció del todo tanto a mí como a 85. Sabe lo que hacemos, no necesitamos ponerle un arma en la frente a nadie. Boquea repetidamente hasta precipitar todo el cráneo hacia atrás, quedando el rostro y el cuerpo tieso como de rata envenenada, justo cuando los creyentes entran a la catedral cantando, con cruces, estandartes, imágenes y flores de todo tipo, ya sólo es posible replegarnos a la pared antes de quedar todo el espacio sellado con cientos de ellos.
Absortos en sus plegarias, nadie se fija en el muerto, ni con el cuello casi torcido y la vista perdida. Los niños se le sientan en las piernas ignorando el sermón de 666, quien guarda lo mejor de sus sobresaltos para recordar a los fieles toda esa infinita gracia que le deben al supremo y al hijo redentor, acompañado de un rosario de llantos y golpes de pecho. Finalmente los estandartes vuelven a elevarse cuando 666 se mezcla en la multitud bañada por la luz de los vitrales, cantando al caminar eternamente hacia la puerta del santuario, donde paso a paso desaparecen. Si no fuera iglesia de ciudad hubiéramos terminado desde que él puso el pie en el altar.
− Y cuando vi que Rats Singer tampoco estaba, lo primero que pensé fue que fingió su muerte como toda sabandija, pero a nosotros nadie nos dijo que la compañía lo estaba buscando por abandonar el campus de adiestramiento, porque quienes manejan esa información, como tú, hermanita, siempre lo ocultan para usarla a su conveniencia. 32 hubiera recuperado su lanzallamas si…
− La desconfianza no traerá beneficios, 85. Además, la prioridad era 666, pero como él entregó a Rats Singer, las faltas que cometió se borraron y… me temo que ahora las monjas están muy molestas, chicos… Por eso Rats Singer trajo aquí a los niños, Por eso Rats Singer quiere más niños.
− Je jeje ¿te la sabes? La la laaaa legiones de niños La la laaa legiones de niños
Dejen de cantar.
Primera aventura del camarada 32 con la malvibrosa camarada 85
http://subelealvolumen.blogspot.com/2009/05/cuando-la-gober-dio-el-grito-en-pijama.html
Segunda aventura del camarada 32 con video para bailar el gallinazo
http://subelealvolumen.blogspot.com/2009/05/el-deber-civil.html
*Cuando 85 leyó las faltas de 666 cometidas hacia las afectadas, opinó sobresaltado: “como si no hubiera ya bastantes albergues rellenos con engendros de monjas”.
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